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Buscar alojamiento en el extranjero puede llegar a ser agobiante, frustrante y de lo más desalentador. La primera vez que me enfrenté a esta hazaña fue en Francia, nada más terminar el instituto. Debido a una serie de imprevistos me vi en la situación de tener que buscar piso en un tiempo récord de 48 horas. Tras visitar habitaciones verdaderamente insalubres, sin ventana o con un colchón tendido en el suelo a modo de cama terminé encontrando asilo, dos horas antes de subir al avión de vuelta a Madrid, en casa de una señora que alquilaba habitaciones a estudiantes.

La segunda vez tras dos meses de búsqueda terminé en un piso compartido, desordenado y para qué mentir, algo sucio, pero que desde el primer momento me transmitió algo positivo. Un año más tarde, me mudé a Inglaterra. Sin escarmentar de la experiencia del primer año de universidad, alquilé una habitación en una casa que no había visitado y que además compartiría con otros cuatro ocupantes del todo desconocidos. El resultado no pudo ser peor y terminé viviendo en una residencia.

Si se me permite, creo que el primer paso para encontrar alojamiento en el extranjero es saber el presupuesto con el que se cuenta, y después priorizar el tipo de alojamiento en el que se quiere vivir.

 

Piso compartido: Personalmente recomiendo esta opción a personas con buenas habilidades sociales y también tolerantes. La comunicación juega un papel muy importante en lo que a la convivencia se refiere. Siempre nos vamos a encontrar con detalles o manías de los otros compañeros que no nos hagan demasiada gracia, pero hay que saber buscar la forma adecuada de hacérselo saber o simplemente de aceptarlo.

Lo peor: La convivencia nunca fue fácil.

Lo mejor: Compartir gastos, tareas y grandes momentos.

 

Residencia universitaria: Si alguien ha vivido en una residencia universitaria creo que estará de acuerdo en que la mejor parte es la gran cantidad de personas que se llega a conocer. Si bien estando de erasmus es bastante fácil conocer otros estudiantes, pues normalmente las universidades se encargan de ello, para los estudiantes que se trasladan de forma autónoma para aprender el idioma, o para los jóvenes trabajadores puede ser más complicado llegar conocer gente.

Lo peor: Poca intimidad.

Lo mejor: Conocer gente nueva.

 

picnic en el cesped

 

Estudio: En un pequeño apartamento, ya sea un loft o tenga dos habitaciones, el estudiante cuenta con ventajas como poder dejar los platos en el fregadero al salir de casa sin recibir reproches, poner música a cualquier hora sin temor a despertar a alguien o invitar amigos a casa cuando le apetezca. Si tu estilo de vida es más bien independiente y tranquilo, esta quizás sea la mejor solución para ti.

Lo peor: Estando en el extranjero el hecho vivir solo, en ocasiones, puede hacerse duro.

Lo mejor: No rendir cuentas a nadie.

 

Habitación en casa particular: Si tu presupuesto no es muy abundante y buscas una inmersión lingüística total, esta opción puede ser lo que estés buscando. Conozco estudiantes que incluso han llegado a algún tipo de acuerdo con la familia para ahorrarse el alquiler, como por ejemplo, cuidar a los niños los fines de semana, o darles clases particulares en su idioma nativo.

Lo peor: Tener al casero en casa, valga la redundancia.

Lo mejor: Vivir con los dueños de la casa tiene su parte positiva, suelen cuidar mucho mejor de la casa (suele estar mucho más limpia que un piso de estudiantes), ahorrarás en alquiler y puede que incluso en comida.

Por último, he aquí algunos consejos para lograr una búsqueda exitosa.

  • Antelación:
  • Pide consejo:
  • Visita la ciudad:
  • No te conformes con lo primero que veas:

 

No lo dejes para el último momento, tan pronto sepas dónde te vas empieza a buscar. Ten por seguro que habrá gente que haya empezado mucho antes que tú y cuanto más tiempo tengas, más oportunidades tendrás de encontrar algo que cumpla tus expectativas.

Quizás el vecino de tu primo vive en esa ciudad o la hija de la compañera de trabajo de tu madre vivió allí una temporada. No dudes en pedir consejo, toda ayuda es útil.

 

Por motivos económicos o por falta de tiempo esto no siempre es posible, pero si las circunstancias lo permiten, visita la ciudad, date una vuelta por el centro, conoce los principales barrios residenciales o el campus universitario y sobre todo vivista tu alojamiento para evitar cualquier tipo de sorpresa.

Si has comenzado la búsqueda con tiempo no hay por qué conformarse con la primera respuesta positiva que recibas. Muchas veces infravaloramos la importancia del alojamiento cuando nos mudamos al extranjero, pero el hecho de estar a gusto en tu propia casa es fundamental. Fíjate un precio tope y selecciona en un mapa las zonas en las que te gustaría vivir. Continúa buscando hasta encontrar algo que realmente te convenza.

¡Ya solo me queda desearos un buen viaje y toda la suerte del mundo en esta nueva aventura!

 

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